sábado, 28 de agosto de 2010

ser mujer

Si tengo que hacer un análisis desde fuera de mí, del hecho de ser mujer caería en todos los lugares comunes de las revistas cholulas, pseudo serias, etc.
Por lo tanto sólo voy a decir lo que significó crecer, desarrollarme, educarme, trabajar y establecer vínculos lo mas sanos posibles.
Sí recuerdo ser una niña dócil. Nunca me han gustado los enfrentamientos, ni siquiera por las cosas que realmente deseaba. Toda vez que pedí algo, la primera respuesta obtenida era la definitiva, tanto por sí o por no.
La menarca me encontró en un absoluto estado de ignorancia, el cual fue rápida y superficialmente subsanado con la frase "ponete esto, lo que te pasa le pasa a todas las mujeres", listo. Cambio y fuera. 10-4.
TODO lo que me imaginé, sospeché, intuí, fue única y exclusivamente conocido por esfuerzo propio, de libros, enciclopedias, compañeras, creencias, mitos y leyendas. Nunca obtuve un concepto de mis progenitores. En materia de desarrollo soy una especie de autodidacta, y creo que así sigo.
Hoy a mis cuarenta y cinco no puedo decir que haya compartido absolutamente nada con mi madre. Ni siquiera la experiencia de ser madre y esposa. Ja ja ja ! ! ! En términos de esposa ni siquiera me dió espacio o tiempo para que le pueda contar el calvario que fue mi relación con el padre de mi hijo.
Es una obviedad decir que en materia de sexo todo lo que conozco en teoría lo tengo de libros, habiendo abrevado en libros de anatomía, en los archi famosos informe Masters&Johnson, el informe Shere Hite, toda la novela erótica que cayó bajos mis ojos, algo de pornografía, relatos eróticos de la web, me permitieron tener bastante teoría.
Ahora si lo que desean leer sobre mi iniciación en la materia, fué bastante fuera de lo común, ya que fue tardía y una especie de pedido de auxilio para librarme de algo que a los veintisiete años ya me resultaba molesto.
Llegar a los veinte y tener la capacidad de beberme los vientos. Convertirme en una absoluta nerd convencida y apurada por retirar el título lo mas rápido posible.
Llegar a los treinta y ya trabajando, en la mas absoluta desilusión y convencimiento que A NADIE le importaba un bledo acerca de mis conocimientos, sino la velocidad en te ponen de espaldas. En esta mi tercer década de vida entré al matrimonio y a la experiencia de ser mamá. Jere es mi mundo, mi aire y mi luz.
Tambien acá me crucé con la decepción, el adulterio, el divorcio, la soledad, la enfermedad y la reconstrucción. Hablo acá de una reconstrucción desde los cimientos. Olvidarme de todas las estructuras prestadas y elaborar las mías propias, sabiendo que no debía vivir vidas ajenas ni permitir que me vivieran la mía.
Todavía construyo.
Entrar a los cuarenta, sintiéndome fantástica, mental y físicamente es una experiencia fascinante. A veces siento que comparto conocimientos ancestrales con otras viejas y sabias mujeres y cosas que en algun momento me hubieran desequilibrado, ahora son sólo ligeras olitas que llegan a mi playa y allí, sin pena ni gloria se convierten en espuma. Nada mas.
Ahora estoy justo en mitad de la década. Adulta, madura, dándome permisos que antes ni soñaba. Arandú.
Rindo así, con mi cuero y osamenta, homenaje a las mujeres, que así, cojonudamente dejamos huellas y dando nuestros hijos o herederos a esta vida.

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