domingo, 29 de agosto de 2010

hijos

“No le puedo poner límites”, “No me hace caso”, “Llega a la hora que quiere”, “No la soporto más”, “No sé qué hacer con él”, “Háganse cargo ustedes, por favor, porque yo no puedo más”, “La interné, no podía hacer otra cosa”, “Es incontrolable” “No puedo más con ella”.
Todas las frases entrecomilladas fueron tomadas de un artículo del diario del domingo de Editorial Perfil.
Son frases de madres y/o padres y se refieren nada menos que a sus HIJOS.
Me toca a mí ser madre de un niño de ocho años, teniendo yo cuarenta y seis. Jeremías, al igual que todos los hijos, son laboratorios de los padres.
Jamás vi un niño con Manual del Usuario. Ergo a todos nos tocan mas o menos las mismas cosas: los "no quiero", los "por qué", las preguntas sobre sexo, las menarcas, las primeras erecciones, el debut sexual (si nos enteramos. . . ), etc., etc., etc.
Qué pasa? Es mas fácil criarlos y educarlos cuando tienen meses y lo único que hacen es comer y dormir? Qué pasa? Qué nos pasa a nosotros?
El facilismo está afectando la educación que damos a nuestros hijos?
Cuando empiezan los problemas, sencillamente los derivamos a un psicopedagogo, a un psiquiatra, lo medicamos, lo internamos en un neuropsiquiátrico?
Es así de fácil?
O comenzamos por revisar el día a día de ese ser pequeñito e indefenso que bajo nuestra absoluta y total responsabilidad, parimos a este mundo, desde sus primeros pasos, la papilla, el primer diente. Hasta ahí todo muy fácil, no?
Pero qué pasa entonces cuando tenemos que empezar a transmitir valores, preceptos morales, patrones de conducta socialmente correctos, urbanidad y buenos modales para que sea un ser inserto y funcional dentro de cualquier estrato social en el que le toque llevar adelante su vida futura? Es difícil, no? Hoy por hoy, enseño a Jere el concepto de responsabilidad y de respetar la palabra dada. Con ejemplos sencillísimos, cumplir con la promesa de juntar la ropa sucia y colocarla dentro del canasto ad-hoc. Cumplir la promesa, no faltar a su palabra. Gasto ríos de saliva, pero lo voy logrando.
Otra noticia que me impresionó: un chico de doce años, mató a un compañero con una puñalada en un costado del cuello. Más allá del hecho espantoso, mas allá del dolor de los padres del niño fallecido, mas allá del estado de shock en el que seguramente estará la madre del niño al que mató, me imagino yo que la gran pregunta que se estará haciendo es "en que fallé" o "qué hice mal". Hagamos el ejercicio de ponernos en el lugar de esa madre. Es duro, pero hacerse una composición de tiempo y lugar ayuda. No caigamos en el facilismo de decir "la culpa la tiene internet" (no lo dije yo, lo dijo una tía del niño), pero supongamos que habia "una sobredosis de counter strike", quién es el responsable de poner horarios para las distintas actividades? Quién podria haber cambiado la pasión por la web por algun deporte?
Sigo otro día. Hablar de esto me causa un gran y profundo dolor.

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