La lucha es constante.
Me doy cuenta que existe un pequeño dictador en Jeremías, y que aparece constantemente obligándome a practicar esgrima, y a gastar ríos de saliva dejando en claro que me doy cuenta de las manipulaciones a las que me veo sometida. Eso le genera un poquito de vergüenza, mas nada, pero absolutamente nada de cargo de conciencia.
Esta con una terrible gripe y mucha tos. Pues aprovecha esa contingencia, para desde un “terrible ataque de tos” dejar de comer una tarta de acelga, relevarse a sí mismo de la responsabilidad de dar de comer a los gatos.
Otra conducta que apareció y me preocupa mucho al punto de haberle mostrado fotos descarnadas sobre la bulimia, es que habiendo comido algo que no le gusta, no sé si por la misma tos o descaradamente adrede, LO VOMITA.
Toda vez que se intente una conversación, pregunta con ojos redondos “¿por que a mi nadie me dá bola?”
Considero que otra de sus formas de llamar la atención y centrar a todo el mundo sobre sí es el hecho de no copiar la tarea en la escuela. Esté en este momento en manos de un psicopedagogo. Espero las entrevistas y el diagnóstico.
Ruego a Dios haber tenido la suerte de elegir a alguien centrado y poco seguidor de “modas”.
Esto acá no termina. Sigue. Y vá para largo me parece. . .
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